Inma Fernández (*) y Santiago Niño Becerra (**) - Artículo Marzo '02
INTRODUCCION
Desde que la raza humana principió el proceso de sedentarización en el Neolítico hace diez mil años, vinculando la obtención de sus recursos alimenticios a la agricultura, la percepción de que períodos de bonanza económica se alternaban con otros de recesión fue haciéndose crecientemente patente.
Hasta finales del siglo XVIII, las crisis agrarias se fueron sucediendo a lo largo del planeta. Bastaba una mala cosecha ocasionada por una plaga o por una sequía para que la actividad comercial, artesanal y manufacturera se deprimiera arrastrando al hambre a zonas en ocasiones muy vastas; situación que rápidamente mutaba tras un buen período agrícola.
La I Revolución Industrial alteró radicalmente esta situación. El maquinismo y sus desarrollos fueron progresivamente desvinculando la actividad económica de la tierra al ir desplazando la generación de valor económico desde la agricultura hacia la industria, primero, y hacia los servicios posteriormente, lo que fue ocasionando un incremento exponencial en el valor económico obtenido y en el número y variedad de los bienes producidos. Sin embargo, los períodos de auge y crisis no desaparecieron.
Así, y aunque desvinculados de las condiciones atmosféricas, continuaron produciéndose fases de aumento y caída en la producción, en el consumo y en las rentas que afectaban a los tejidos productivo, político y social crecientemente complejos de los países que progresivamente se iban incorporando a la actividad industrial.
En el siglo XX los economistas Joseph Alois Schumpeter y Ernest Mandel, el primero con una filosofía capitalista y desde una óptica marxista el segundo, estudiaron en profundidad estos movimientos de alza y hundimiento económico en sendas obras que hoy han devenido en clásicas: “Business Cycles: A Theoretical, Historical and Statistical Analysis of the Capitalist Process” (1939) y “Long Waves of Capitalist Development” (1975).
Lo en principio sorprendente es que, aunque los enfoques son diferentes, ambos concluyeron que debido a las innovaciones que a lo largo de los años se han ido produciendo en las fuentes energéticas utilizadas, en la tecnología disponible y en la organización económica y social, los períodos de crecimiento llegan a su fin desembocando la actividad económica en otros depresivos hasta que nuevas innovaciones en el escenario productivo hacen su aparición, principiando nuevos períodos de auge.
Partiendo, en consecuencia, de que la evolución económica se encuentra determinada por ciclos y de que cada uno de éstos se encuentra formado por cuatro fases -a la finalización del ciclo anterior, se inicia una primera fase de recuperación tras la que se produce la de expansión para, una vez alcanzada la cúspide, entrar en la fase de declive y finalizar en la fase de contracción-, la pregunta a plantearse es: Astrológicamente, ¿tiene ésto sentido?.
A lo largo de mi experiencia profesional como astróloga comencé a observar la enorme importancia que el tránsito de Plutón provoca tanto a nivel generacional y social como económico. Por ejemplo en su último tránsito por Escorpio se incrementó sustancialmente la expansión del mercado y, en el mundo cinematográfico, proliferaron las películas relacionadas con pasiones desenfrenadas, venganzas y la extrema violencia. Desde su entrada en Sagitario, por el contrario, se potencia la introducción de una filosofía empresarial orientada al acceso de la gama más amplia de posibilidades y, en el ámbito cinematográfico, estamos asistiendo a la proliferación de la comedia y a un resurgir impresionante de la búsqueda de la alegría.
Astrológicamente sabemos que el ciclo se extiende de Aries a Piscis , en un proceso en el cual todo se inicia con el elemento Fuego, se desarrolla con la Tierra, se comunica y se intercambia con el Aire y se asimila con el Agua. En economía se da exactamente el mismo ciclo astrológico.
Mostrar cuantitativamente esta evolución es relativamente sencillo desde el último cuarto del siglo XIX, pero imposible antes debido a que es a partir de este momento cuando los datos económicos empiezan a ser fiables. En el gráfico adjunto se recoge la evolución agregada media del PIB en los países económicamente más avanzados de cada período; como puede observarse, cada fase del ciclo económico coincide con el tránsito de Plutón por un signo astrológico.
Fuente: Elaboración propia partir de: 1870 – 1992: Angus Maddison, “Monitoring the Worl Economy 1820 – 1992”, OECD. 1992 – 2001: OECD