La evolución del promedio industrial Dow Jones (1896-2001)

Inma Fernández (*) y Santiago Niño Becerra (**) Ponencia Diciembre '02


INTRODUCCION

Alguien que en los últimos años del siglo XIX hubiese vuelto la vista atrás y con espíritu crítico hubiera analizado lo sucedido en los cincuenta años anteriores, concluiría que muy poco de la realidad política, tecnológica, social y económica del momento era como medio siglo atrás había sido.

Finalizada a mediados de siglo la fase de acumulación originaria de capital, dos nuevas potencias económicas estaban emergiendo en el contexto internacional disputando la primacía que hasta el momento había ostentado el Reino Unido. Una, el Imperio Alemán, embarcada en un crecimiento imparable apoyado en técnicas industriales nuevas y en métodos financieros que brindaban posibilidades de financiación no contempladas hasta esos momentos. La otra, Estados Unidos, unificada baja un único sistema tras la finalización de su guerra civil, comenzó en las últimas dos décadas del XIX un proceso de expansión económica que ya no se detendría.

La novedad que a la historia económica aportó Estados Unidos radica en que ese proceso expansivo no se asentó sobre bases conocidas; de hecho, constituyó un modelo nuevo que se sustentó en fuentes energéticas nuevas -la electricidad y el petróleo- y en unas actividades industriales también, de hecho, nuevas, con múltiples vinculaciones económicas -la industria química y el automóvil-, de tal modo que Estados Unidos se erigió en el iniciador de la que con el tiempo ha sido considerada la segunda fase del desarrollo capitalista: la II Revolución Industrial.

El recurso a los mercados de valores para la financiación de nuevos proyectos y para la obtención de las necesidades financieras requeridas para la ampliación y mejora de procesos industriales en funcionamiento hacía siglos que era utilizada, pero fue en Estados Unidos donde la financiación con el concurso de capitales ajenos a la actividad propia de la industria y al sistema bancario alcanzó en muy breve espacio de tiempo unos altísimos niveles; las razones radican en la propia superestructura que fue imbuida en el país tras su independencia.

Charles H. Dow era un periodista que desde 1879 comenzó a interesarse por los aspectos financieros del periodismo cuando comenzó a informar sobre el boom minero generado en Leadville, Colorado. En 1880 se trasladó a Nueva York y comenzó a trabajar en la agencia Kierman News en la que también trabajaba otro periodista de nombre Edward D. Jones.

En Noviembre de 1882, Dow y Jones abandonan Kierman y fundan Dow & Jones Company con el objetivo de informar sobre las instituciones financieras, instalando su primera oficina en el número 15 de Wall Street, en la parte trasera de una tienda de refrescos. En 1883 Dow & Jones Company comenzó a imprimir una hoja que contenía las noticias del día y que pocos años después se convertiría en el periódico “The Wall Street Journal”.

En aquel proceso de rápida expansión en que la economía estadounidense estaba inmersa, Dow percibió la enorme dificultad de los compradores y vendedores de valores bursátiles para seguir las variaciones diarias de las acciones que negociaban. En 1884 diseñó un promedio formado por la media aritmética de las cotizaciones diarias de los once valores más importantes del momento, la mayoría pertenecientes a compañías ferroviarias.

El 26 de Mayo de 1896 Dow incrementó a doce el número de acciones que integraban el índice y en el Otoño de este año eliminó la presencia de compañías ferroviarias, principiando la publicación diaria del índice en The Wall Street Journal el 7 de Octubre de 1896. Había nacido con su actual estructura el Dow Jones Industrial Average Index, el Promedio Industrial Dow Jones (PIDJ). En 1916 el número de valores que integraban el índice fue aumentado a 20 y en 1928 a 30, número que ha permanecido invariable hasta nuestros días.

A finales de 1999 la capitalización de los treinta valores que integraban el PIDJ representaban el 28% de la capitalización total del mercado de valores de Estados Unidos, lo que denota la representatividad del índice como muestra del estado general de la economía estadounidense y, en consecuencia, de la mundial, algo que queda de manifiesto analizando las compañías cuyas acciones integran el PIDJ.


Fuente: Elaboración propia a partir de los cierres mensuales del Dow Jones Industrial
Average Index tomados de Wren Research Pty Ltd.



EL MARCO ASTROLOGICO DEL PROMEDIO INDUSTRIAL DOW JONES

Tan importante como la elaboración del propio índice fueron las observaciones que Charles Dow fue realizando a lo largo de su vida profesional. Dow anotó minuciosamente las oscilaciones que se producían en las cotizaciones de las acciones, anotaciones que posteriores analistas agruparon bajo el nombre de Teoría de Dow. (Ralph J. Acampora, “An explanation of Dow Theory”. Smith Barney, Harris Upham & Co.)

Lo que la Teoría de Dow viene a decir es que en la evolución de las cotizaciones bursátiles existen tendencias que se agrupan en diferentes tipos de movimientos, y que el Promedio Industrial Dow Jones debe confirmar estas tendencias durante los períodos de tiempo en que se producen.

El análisis de la serie temporal del PIDJ muestra que los períodos recesivos ocasionados por caídas en los índices de producción manufacturara -en el pasado- y de producción industrial -hoy- , del comercio interior y exterior, en las tasas de inversión, en el nivel de consumo o en el volumen crediticio que se han producido en la economía de Estados Unidos han influido, en algunos períodos de la historia económica estadounidense, en la evolución del índice objeto de nuestro análisis al influir esos períodos recesivos en las cotizaciones de las acciones que conforman el PIDJ, por lo que éste refleja la evolución de la economía estadounidense. Pero también que en otros períodos esa influencia ha sido muy marginal.

En otras palabras, el Dow Jones recoge, como en una película, las variaciones que en el entorno económico-político estadounidense se han ido produciendo, por lo que el análisis astrológico e histórico de los períodos recesivos del PIDJ estarán dando información sobre la realidad económica de Estados Unidos y por lo mismo, el análisis histórico y astrológico de la realidad económica, política y social estadounidense y de sus implicaciones a nivel mundial quedarán recogidas en la evolución del Dow Jones.

En los más de 100 años de evolución del PIDJ la economía estadounidense ha sufrido 21 recesiones completas a las que hay que añadir la actual cuyo inicio oficial ha sido fijado en Marzo del 2001 y que aún no ha finalizado. En el Cuadro 1 se recogen los años de inicio de cada recesión hasta la actual, el valor máximo alcanzado por el PIDJ antes de cada recesión y el valor mínimo en cada una de ellas. En el Gráfico 2 se muestra la evolución de dichas series de valores, así como las líneas de tendencia obtenidas del ajuste de un modelo exponencial y los coeficiente de correlación de cada serie.

Como puede observarse la correlación que existe entre los valores máximos entre sí y los mínimos entre sí, es elevada. Entre los primeros la correlación se acerca al 89%, siendo entre los segundos de más del 86%.

No obstante ser esta vinculación estadística elevada, en el conjunto de la serie temporal formada por todos los valores del PIDJ se delimitan tres fases claramente diferenciadas con características particulares muy distintas. La primera ocupa los años que median entre 1897 y 1919, la segunda mediaría entre el comienzo de la crisis de postguerra tras la I Guerra Mundial y el año 1941 y la tercera y última, entre este año y el 2003.

En cada una de estas tres fases se da una correlación estadística entre los valores máximos antes de cada recesión y mínimo de cada recesión que queda confirmada por la tipificación astrológica característica de ese período.



Fase I: 1897-1919
Al entrar Neptuno en Géminis en Agosto de 1887, Plutón ya se hallaba en el signo desde Octubre de 1882 iniciando el acercamiento a la conjunción entre ambos que tendría lugar en 1891, evidentemente en el signo de Géminis. Es lo que astrológicamente se denomina Gran Ciclo (Inma Fernández y Santiago Niño Becerra, “La realidad astrológica del Sistema Capitalista”, Mercurio – 3, nº 37, 3er trimestre 2002), no volviendo a darse un aspecto mayor entre ellos desde este momento hasta el 2062.

Fruto de este importantísimo aspecto es una etapa de gestación y promoción de nuevas ideas que van a definir en muchos aspectos todo el ciclo futuro. Por ello tiene sentido la implantación en esta etapa del Patrón Oro en Estados Unidos como una idea a seguir.

El propio nacimiento del Dow Jones manifiesta esta generación de ideas con la necesidad de comunicación y de fusión de la información, pasando, una y otra, a tener una importancia esencial a nivel social y económico.

Urano entra en Sagitario en Diciembre de 1897 comenzando a hacer oposición a la conjunción Neptuno - Plutón en Géminis y provocando una dura tensión que culmina en las etapas en las que Saturno






(*) - Inma Fernández, Estudios empresariales Creadora de la línea astrológica Círculo Atenea

(**) - Santiago Niño Becerra, Catedrático de Estructura Económica, Universidad Ramón Llull, Barcelona, España.